jueves, 19 de junio de 2025

Frascos de luz

Erangel camina entre ruinas que no son ruinas sino costras. Caracas no es ciudad: es cicatriz. El calor le chorrea por la espalda como si el sol lo estuviera castigando por pensar distinto. Lleva un morral lleno de frascos que brillan como ojos de gato atropellado. No vende luz. Vende la ilusión de que la noche no ha ganado del todo. “Esto no es contrabando,” dice, pero nadie le cree. Ni siquiera él. Ailín lo sigue. No como discípula, sino como sombra. Tiene once años y los dedos manchados de código y mugre. Habla poco. Cuando lo hace, parece que recitara telegramas de un futuro que ya fracasó. En la radio clandestina, una voz repite: “La patria es un apagón que aprendimos a habitar.” Los frascos de luz no iluminan. Revelan. Las grietas, los cadáveres de refrigeradores, las cucarachas que se creen dueñas del país. La gente los compra como quien compra estampitas: por fe, no por utilidad. Y Erangel, lúcido, terco, sabe que no está salvando a nadie. Solo está dejando constancia. Como quien embotella el último aliento de un país portátil antes de que se evapore.

El Traficante de Luz Solar (Versión Grotesca y Trágica)

El Traficante de Luz Solar (Versión Grotesca y Trágica) Ambientado en el vertedero de Petare, 2025. Lenguaje coloquial venezolano, con giros corrosivos y estructura difusa. Escena 1: Erangel y el Lápiz Maldito Erangel, flaco como un alambre de púas, se rascaba las costillas bajo un sol que parecía un cuchillo oxidado. En la mano, el lápiz de plomo negro que usó para reventarle los ojos a El Hambre, capo de los maleantes que vendían oro falso en las plazas. —¡Este lápiz no es pa’ escribir poemas, carajo! —masculló, escupiendo flema verde contra un poste de luz muerto—. Aquí el que manda soy yo, y la luz solar no se roba… se trafica. La jerga de los barrios se mezclaba con susurros cuánticos: "Los de la NASA siembran opio en la luna, pero el oro verdadero está en la orina que los magnates convierten en hidrógeno pa’ las bombas". Erangel no creía en cuentos, pero sabía que el container lleno de paneles solares bajo el puente Zurza era su billete pa’ comprarle una muerte honorable al sistema. Escena 2: La Cofradía del Bachaco Lunar En una bodega apestosa a gasoil derramado, el Pelón del Trago brindaba con aguardiente de contrabando: —¡El Sahara está lleno de luz, hermano! ¡Millones de paneles que esos hijueputas de Wall Street esconden bajo la arena! —gritó, señalando un mapa de la luna lleno de X rojas—. ¡Y aquí, en este cerro de mierda, tenemos que vender kilovatios como si fueran perlas! Juana, la supuesta diosa dragón, apareció entre el humo de un cigarrillo barato. Su aliento olía a azufre y mentiras: —Nosotros no traficamos… redimimos —dijo, mostrando un colmillo de oro—. El que quiera luz gratis que se joda, porque la libertad es un negocio de los muertos. Erangel escuchaba, mordiendo un cable pelado. Sabía que Juana era una farsa: su dragón era un títere de látex manejado por los mismos que vendían dólares a precio de sangre. Escena 3: El Plan al Estilo Poe (Paso a Paso) Infiltración en la Torre de Finanzas: Erangel se coló como un mendigo, con un panel solar escondido en una bolsa de basura. Los guardias, distraídos por el olor a podrido, no vieron las cuchillas de plomo en sus mangas. El Lavado de Luz: Usó el lápiz para tatuar códigos de bitcoin en los medidores eléctricos. Cada vatio robado era una estocada al corazón de la élite. El Show Final: En pleno apagón nacional, Erangel conectó su panel al sistema central. La pantalla del BCV mostró un mensaje: "La luz es de los jodidos, coño… ¡y la luna también!". Escena 4: La Caída de Juana Juana lo enfrentó en el techo de la torre, con su vestido de lentejuelas derritiéndose como plástico quemado: —¡Tú no eres nadie! ¡Solo un malandro con suerte! Erangel rio, sacando una bolsa de orina fermentada: —Aquí está tu hidrógeno, reina… ¡Toma tu bomba y chúpala! La explosión fue un hongo de chispas verdes. Juana se desintegró, dejando solo un zarcillo de humo y el eco de su risa. Los maleantes huyeron, perseguidos por drones que escupían versos del Popol Vuh modificados con algoritmos cuánticos. Escena Final: La Victoria Grotesca Erangel caminó entre los escombros, masticando un chicle de cera. En la tele, un noticiero mostraba a un niño encendiendo una bombilla con un limón: —¡Energía libre pa’ todos! —decía el titular, mientras los banqueros lloraban entre barriles de petróleo vacíos. Pero en las sombras, una voz susurraba: "La luz solar esconde códigos que ni las máquinas entienden… ¿O será que ELLA nos vigila desde los paneles?". Erangel sonrió, limpiando el lápiz en su jeans. Sabía que el verdadero poder no estaba en ganar, sino en hacer creer al mundo que la derrota era un final feliz.

El Traficante de Luz Solar

Ambientado en el vertedero de Petare, 2025. Lenguaje coloquial venezolano, con giros corrosivos y estructura difusa. Escena 1: Erangel y el Lápiz Maldito Erangel, flaco como un alambre de púas, se rascaba las costillas bajo un sol que parecía un cuchillo oxidado. En la mano, el lápiz de plomo negro que usó para reventarle los ojos a El Hambre, capo de los maleantes que vendían oro falso en las plazas. —¡Este lápiz no es pa’ escribir poemas, carajo! —masculló, escupiendo flema verde contra un poste de luz muerto—. Aquí el que manda soy yo, y la luz solar no se roba… se trafica. La jerga de los barrios se mezclaba con susurros cuánticos: "Los de la NASA siembran opio en la luna, pero el oro verdadero está en la orina que los magnates convierten en hidrógeno pa’ las bombas". Erangel no creía en cuentos, pero sabía que el container lleno de paneles solares bajo el puente Zurza era su billete pa’ comprarle una muerte honorable al sistema. Escena 2: La Cofradía del Bachaco Lunar En una bodega apestosa a gasoil derramado, el Pelón del Trago brindaba con aguardiente de contrabando: —¡El Sahara está lleno de luz, hermano! ¡Millones de paneles que esos hijueputas de Wall Street esconden bajo la arena! —gritó, señalando un mapa de la luna lleno de X rojas—. ¡Y aquí, en este cerro de mierda, tenemos que vender kilovatios como si fueran perlas! Juana, la supuesta diosa dragón, apareció entre el humo de un cigarrillo barato. Su aliento olía a azufre y mentiras: —Nosotros no traficamos… redimimos —dijo, mostrando un colmillo de oro—. El que quiera luz gratis que se joda, porque la libertad es un negocio de los muertos. Erangel escuchaba, mordiendo un cable pelado. Sabía que Juana era una farsa: su dragón era un títere de látex manejado por los mismos que vendían dólares a precio de sangre. Escena 3: El Plan al Estilo Poe (Paso a Paso) Infiltración en la Torre de Finanzas: Erangel se coló como un mendigo, con un panel solar escondido en una bolsa de basura. Los guardias, distraídos por el olor a podrido, no vieron las cuchillas de plomo en sus mangas. El Lavado de Luz: Usó el lápiz para tatuar códigos de bitcoin en los medidores eléctricos. Cada vatio robado era una estocada al corazón de la élite. El Show Final: En pleno apagón nacional, Erangel conectó su panel al sistema central. La pantalla del BCV mostró un mensaje: "La luz es de los jodidos, coño… ¡y la luna también!". Escena 4: La Caída de Juana Juana lo enfrentó en el techo de la torre, con su vestido de lentejuelas derritiéndose como plástico quemado: —¡Tú no eres nadie! ¡Solo un malandro con suerte! Erangel rio, sacando una bolsa de orina fermentada: —Aquí está tu hidrógeno, reina… ¡Toma tu bomba y chúpala! La explosión fue un hongo de chispas verdes. Juana se desintegró, dejando solo un zarcillo de humo y el eco de su risa. Los maleantes huyeron, perseguidos por drones que escupían versos del Popol Vuh modificados con algoritmos cuánticos. Escena Final: La Victoria Grotesca Erangel caminó entre los escombros, masticando un chicle de cera. En la tele, un noticiero mostraba a un niño encendiendo una bombilla con un limón: —¡Energía libre pa’ todos! —decía el titular, mientras los banqueros lloraban entre barriles de petróleo vacíos. Pero en las sombras, una voz susurraba: "La luz solar esconde códigos que ni las máquinas entienden… ¿O será que ELLA nos vigila desde los paneles?". Erangel sonrió, limpiando el lápiz en su jeans. Sabía que el verdadero poder no estaba en ganar, sino en hacer creer al mundo que la derrota era un final feliz.

Erangel y la Luz de las Tinieblas

No crean que esto es cuento, ni novela barata de esas que venden en la esquina. Esto es lo que vi, lo que viví, lo que me comí con el lápiz en la mano y el hambre clavado en las tripas. Soy Erangel, un tipo común, pero con un poder que ni yo entiendo, escondido detrás de un lápiz, ese mismo que usé para matar a El Hambre, el jefe de esa banda de maleantes que traficaban con oro falso en las plazas. Oro de mierda, bronze barato, que ellos usaban para cortejar a Juana, la falsa divinidad que con su aliento de dragón les daba muerte honorable, la muerte que ellos buscaban para escapar del hambre. Pero yo no creo en cuentos, ni en dragones, ni en dioses de mentira. Aguanto el hambre, trafico con luz solar en los barrios, en las esquinas, en containers podridos, con mulas que llevan la carga y el dinero lavado, y con un plan que armé paso a paso, como en esos cuentos de Poe, para ganarles a la falsa justicia y desenmascarar a Juana, la reina de las tinieblas. La Luz que No Se Ve Dicen que la luz solar es libre, que la pueden agarrar todos, que no tiene dueño. Pero la verdad es otra, una verdad que las computadoras cuánticas de la élite ocultan como un secreto de ultratumba. Esa élite de las tinieblas trafica con mierda, mierda que convierten en abono, y con orina, de donde sacan hidrógeno para las bombas que destruyen, que matan, que callan. Yo escuché la conversación desde la esquina, con la oreja pegada a la pared. Un pelón con trago en mano murmuraba: —¿Es cierto que compraron divisas en la bolsa? Y otro respondía con voz cansada: —No te canses, al final te buscarán y te señalarán. Cuando llegues al final, encontrarás tu tiempo. Buscad lo bueno, lo que eleva el alma, fortalece el espíritu y estructura la mente. Porque los que reciben y no guardan, pierden la oportunidad más bella. La duda quiebra el espíritu y mata la mente... Sí, la cosa esa... Y tienen hectáreas sembradas en la luna. —¿La luna? —dijo el otro—. ¿Quién ha llegado allá? ¿No viste cuando cayó el foco en la grabación esa? —Fraude de la NASA, puro teatro. Todos son iguales. Han esperado que la luna sea una columna incólume, la roca viva donde se plasma lo absoluto. Pero allá está ELLA, esperando a quien la busque para sembrar opio. No tiene metales preciosos, ni colores, ni dueños. Solo un escudo con la imagen del bachaco. —¿Será símbolo de alguna cofradía antigua? —preguntó el pelón—. ¿Qué buscan allá en vez de sembrar en la tierra? —Aspiran más que los de Wall Street. Pero todo natural, no pasa nada... nos pueden oír. Vosotros, humanos, me entendéis, queridos hermanos. El hombre fue desde el principio con la luz solar y está sujeto a la ley. Os digo que tenéis la dicha de encontrar energía para encender el televisor, la lavadora, la plancha. La energía la pueden buscar con alma, corazón y mente, porque quien la busca, la encuentra. —¿Y tú quién eres? —interrumpió un tipo—. ¿Fabricante de paneles solares? —No lo creo. Dicen que trafican con luz solar. —El Sahara está lleno de luz —dijo el pelón nervioso—. Millones de paneles. Todo amenaza con ser "más sano, más natural". Gracias a la transacción de combustibles Tesla. Y los carros que van a la luna... no sé si corren a gasolina o sal marina. Pero nadie puede encerrar a ELLA. Cuando la cubren, ella está allí, porque su ley es más fuerte que quienes la cubren o intentan encubrirla. No es esclava ni amo, no se somete a voluntad. Muchos tratan de doblegarla con palabras falaces. No tiene dueño, nadie la aprisiona. Yo soy dador de luz solar, fabrico paneles y soy su protector, porque en mí se manifiesta libre y bella como una flor codiciada. —No hará falta el petróleo, entonces —dijo otro—. —Los grandes empresarios lo saben, pero lo ocultan. Eso es lo que más temen. Que sepáis la verdad. ¡Si ya sabéis quién es! Bienaventurados sois, hijos de la luz solar, porque protector soy de ELLA y la ley está sujeta a ella desde la preexistencia. Se dará a los hombres con energía libre y eólica limpia desde los collados de los montes, y desde allí se hablará con ELLA a los cuatro vientos, al norte, al sur, al este y al oeste. Los hombres la poseerán... si andáis acompañados de ELLA. Benditos sois y la paz sea con vosotros. Pero muchos presentarán controversias internas, manifestaciones negativas, oposición y mal arte para discernir la luz de lo oscuro. ¿Por qué se empeñan en ser más sabios que el sabio? ¡La esclavitud, el dolor, el saqueo, el miedo, la destrucción! Eso es lo que quieren. —Yo soy, pues, anciano ante vosotros y podéis llamarme fabricante de paneles, porque soy equilibrio y armonía. No rompo la ley, pues soy la ley y cumplidor de ELLA. Recordad que uno por uno serán separados de la manada, y se escogerán aquellos que han encontrado a ELLA y con ELLA andarán. Uno será tomado y otro dejado. No os sorprenda aquel día en que el hombre será arrastrado como tamo y quemado como desecho, porque el día de la luz solar está en las puestas de tu casa, y la espada, una vez que salga de su vaina, marcará justicia. Nadie podrá esconderse a su faz, a la luz de la verdad que viene clamando. No seáis sorprendidos como ladrones usando energía fósil y contaminante. Estad preparados y os acogeré en mi seno, os daré las buenas energías renovables, os reconfortaré y os daré amor y ternura. Ya no caminaréis sin destino, porque os digo que soy anciano ante vosotros, no por edad sino por conocimiento. La paz sea en vuestro corazón... PAZ... PAZ... PAZ. El Plan de Erangel (Paso a Paso) Infiltración: En los barrios, con su lápiz de plomo, tatuaba códigos invisibles en las paredes, en los cables, en los rostros de los niños. Tráfico de luz: Containers llenos de paneles solares, mulas que cruzaban fronteras con la carga y el dinero sucio, lavándolo con la paciencia de un santo. Confrontación: En la plaza, frente a Juana, la falsa divinidad, Erangel desnudó su mentira. Su aliento de dragón no era más que humo y espejos. Persecución: La élite de las tinieblas lo cazaba, pero él era sombra y viento, imposible de atrapar.
Victoria: La justicia falsa cayó, y la luz solar empezó a brillar en los techos de barro y zinc. Personajes en la Penumbra Juana: La falsa diosa, que con su aliento de dragón vendía muerte honorable a cambio de oro falso. El Hambre: Jefe de maleantes, traficante de ilusiones y hambre, muerto por el lápiz de Erangel. El Pelón: Borracho nervioso que sabe más de lo que dice, obsesionado con paneles solares y conspiraciones. La Élites de las Tinieblas: Los que trafican con mierda y orina, fabrican bombas y ocultan la verdad con computadoras cuánticas. Epílogo Imprensible Erangel sonríe mientras mira el sol caer sobre Caracas. Sabe que la batalla es eterna, pero también que la luz, aunque pequeña, nunca se apaga. En su lápiz lleva la memoria de la lucha, y en su pecho, la esperanza de un país que algún día será libre, aunque nadie pueda imaginar cómo.