jueves, 19 de junio de 2025
El Traficante de Luz Solar
Ambientado en el vertedero de Petare, 2025. Lenguaje coloquial venezolano, con
giros corrosivos y estructura difusa. Escena 1: Erangel y el Lápiz Maldito
Erangel, flaco como un alambre de púas, se rascaba las costillas bajo un sol que
parecía un cuchillo oxidado. En la mano, el lápiz de plomo negro que usó para
reventarle los ojos a El Hambre, capo de los maleantes que vendían oro falso en
las plazas. —¡Este lápiz no es pa’ escribir poemas, carajo! —masculló,
escupiendo flema verde contra un poste de luz muerto—. Aquí el que manda soy yo,
y la luz solar no se roba… se trafica. La jerga de los barrios se mezclaba con
susurros cuánticos: "Los de la NASA siembran opio en la luna, pero el oro
verdadero está en la orina que los magnates convierten en hidrógeno pa’ las
bombas". Erangel no creía en cuentos, pero sabía que el container lleno de
paneles solares bajo el puente Zurza era su billete pa’ comprarle una muerte
honorable al sistema. Escena 2: La Cofradía del Bachaco Lunar En una bodega
apestosa a gasoil derramado, el Pelón del Trago brindaba con aguardiente de
contrabando: —¡El Sahara está lleno de luz, hermano! ¡Millones de paneles que
esos hijueputas de Wall Street esconden bajo la arena! —gritó, señalando un mapa
de la luna lleno de X rojas—. ¡Y aquí, en este cerro de mierda, tenemos que
vender kilovatios como si fueran perlas! Juana, la supuesta diosa dragón,
apareció entre el humo de un cigarrillo barato. Su aliento olía a azufre y
mentiras: —Nosotros no traficamos… redimimos —dijo, mostrando un colmillo de
oro—. El que quiera luz gratis que se joda, porque la libertad es un negocio de
los muertos. Erangel escuchaba, mordiendo un cable pelado. Sabía que Juana era
una farsa: su dragón era un títere de látex manejado por los mismos que vendían
dólares a precio de sangre. Escena 3: El Plan al Estilo Poe (Paso a Paso)
Infiltración en la Torre de Finanzas: Erangel se coló como un mendigo, con un
panel solar escondido en una bolsa de basura. Los guardias, distraídos por el
olor a podrido, no vieron las cuchillas de plomo en sus mangas. El Lavado de
Luz: Usó el lápiz para tatuar códigos de bitcoin en los medidores eléctricos.
Cada vatio robado era una estocada al corazón de la élite. El Show Final: En
pleno apagón nacional, Erangel conectó su panel al sistema central. La pantalla
del BCV mostró un mensaje: "La luz es de los jodidos, coño… ¡y la luna
también!". Escena 4: La Caída de Juana Juana lo enfrentó en el techo de la
torre, con su vestido de lentejuelas derritiéndose como plástico quemado: —¡Tú
no eres nadie! ¡Solo un malandro con suerte! Erangel rio, sacando una bolsa de
orina fermentada: —Aquí está tu hidrógeno, reina… ¡Toma tu bomba y chúpala! La
explosión fue un hongo de chispas verdes. Juana se desintegró, dejando solo un
zarcillo de humo y el eco de su risa. Los maleantes huyeron, perseguidos por
drones que escupían versos del Popol Vuh modificados con algoritmos cuánticos.
Escena Final: La Victoria Grotesca Erangel caminó entre los escombros,
masticando un chicle de cera. En la tele, un noticiero mostraba a un niño
encendiendo una bombilla con un limón: —¡Energía libre pa’ todos! —decía el
titular, mientras los banqueros lloraban entre barriles de petróleo vacíos. Pero
en las sombras, una voz susurraba: "La luz solar esconde códigos que ni las
máquinas entienden… ¿O será que ELLA nos vigila desde los paneles?". Erangel
sonrió, limpiando el lápiz en su jeans. Sabía que el verdadero poder no estaba
en ganar, sino en hacer creer al mundo que la derrota era un final feliz.
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